El servicio, impecable, rápido y atento. A nuestro lado se sentaron unos cumpleañeros que la montaron en plan patoso, pero eso la culpa no la tiene el restaurante. Nos salió por unos 48 euros cada uno, con Rioja incluido. Para picotear hummus (muy sabroso, garbanzos con espuma de nata), ensalada de la casa (con queso de cabra) y brancadaba (una especie de guiso en cazuela de pescado, queso y nueces interesante).
Para los segundos nos decantamos por el tradicional solomillo (con una exquisita guarnición) y unos noodles Pacífico (normalmente colocado en una cacerola naranja divertida, pero se equivocaron y me trajeron un wok, igual de sabroso. Para compensar el error, nos ajustaron el precio). Postres contundentes, aunque faltan sorbetes, así que fuera de carta me pedí un cocktail de Martini con frambuesa. Por un precio medio de uno 30 euros cuentan con un menú degustación.
Hummus, pasta de garbanzos y nata.
Solomillo con beicon sobre pan, con patata, espárragos y zanahorias.
Un wok, con langostino y pimiento.
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