No será un libro picante señor Stevens…
La interpretación de Anthony Hopkins es sublime. Le da la réplica una Emma Thompson que intenta romper la frialdad de este mayordomo enamorado en silencio de su nueva ama de llaves. Ella también lo está. La química entre ambos es brutal, se volvían a juntar tras Howards End (1992). Nunca salta la chispa, excepto por un breve (pero intensísimo) encuentro en una biblioteca, en la que ambos personajes se rozan las caras, conteniendo él el deseo y ella risueña poniéndole en un aprieto sin saberlo. Muchos años después Stevens intenta recuperar algo que en realidad nunca fue, al darse cuenta de lo equivocado que estaba. También lo estaba en lo político, dando por bueno el apoyo al nazismo del dueño de la casa. Pero ese es otro tema (uno muy interesante también). Su orgullo profesional y su alto sentimiento del deber le habían bloqueado. Así que él continuó soltero, cuando la señorita Kenton ya se había ido, cansada de esperarle. Ella se casó y tuvo una hija, más por seguir las reglas que por otra cosa. Ella se fue, él no la siguió, y se olvidaron mutuamente.
Lo que queda del día comienza en el presente para mirar al pasado, con un arrepentido Stevens que sigue a pesar de todo igual de encorsetado. Al final de la película a una se le encoge el alma, cuando se despiden. Él silencioso, como siempre; ella sollozando por lo que pudo haber sido y nunca será.
Me ha dado por escribir esto porque cuando vi Vidas pasadas (2023, disponible en Filmin) no caí en el paralelismo con Lo que queda del día (entre ambas, 20 años después). En el caso de Nora y Hae Sung también existió ese momento en el que pudieron elegirse mutuamente pero no lo hicieron. La vida les llevó por otros lugares y cuando se reencuentran Nora tiene pareja. Nora no quiere traicionar lo que ha conseguido, así que lo que plantea la película es que hubiera pasado si… con Nora imaginando esa otra vida con Hae Sung.
Como comenté en Twitter, no se trata de recuperar porque nunca se tuvo. No es una historia de amor sino de elección y pérdida, porque (paradoja) echan de menos algo que no tuvieron. Así que si se juntaran sería empezar de cero desde el ahora. Es lo que hubiera pasado en Lo que queda del día, pero para que sea un buen drama que nos rompa vemos a Stevens que no ha cambiado, no se lanza y menos cuando ella le cuenta que está felizmente casada reconociendo eso sí que le costó enamorarse de su actual marido. Stevens acepta que su tren ya partió. Todo es sugerido porque nunca hablan abiertamente de su relación fallida (en Vidas pasadas sí lo hacen).
#VidasPasadas Niño conoce a niña. Se separan. Ella a Nueva York, él en Seul. Luego se reencuentran, tal vez ya es tarde. Y al final de la peli lloras, sin saber por qué. No es una historia de amor sino de elección y pérdida, porque (paradoja) echan de menos algo que no tuvieron pic.twitter.com/yDZJQlz0YG
— Mariló García (@Yonomeaburro) December 29, 2023
Cuando Kenton desaparece para siempre me recordó a otra pasión reprimida, la que cuenta Breve encuentro, con una mujer y un hombre, ambos casados, que se conocen en la cafetería de una estación de tren, se enamoran pero deciden volver a sus respectivos hogares. Esta película me fascina, David Lean fue un pionero desarrollando temas como la culpa y el sacrificio ya en 1945.
Wong Kar-wai exploró esta misma situación en In the Mood for Love (2000) con dos vecinos casados que tontean en un baile minimalista lleno de miradas y silencios.
Otra película que habla de estos amores imposibles no aptos para románticos empedernidos es Los puentes de Madison (1995), comparable con las anteriores porque también hay una renuncia personal, aunque sí consuman el acto. En la película de Clint Eastwood, sí llegan a vivir esa pasión y Francesca regresa a su hogar porque tiene una familia. Al igual que la señorita Kenton, Francesca se sube a un vehículo que la llevará muy lejos de ese amor prohibido, entre lágrimas. En el caso de Lo que queda del día más por las reglas sociales que por las circunstancias.
La lista continúa con películas interesantes que desarrollan otras opciones de amor prohibido. Lejos del cielo (2002) con una millonaria blanca y un jardinero negro. Todd Haynes también dirigió Carol (2015) con una relación entre lesbianas en los 50. Expiación (2007), o cómo una mentira lo puede arruinar todo. HER (2013) con Spike Jonze contándonos lo jodido que podría ser enamorarse de una inteligencia artificial. Call me by Your Name (2017) en la que Luca Guadagnino plantea un amor de verano imposible de continuar. La trilogía de Richard Linklater con el reencuentro en Before Sunset…
Seguro que te sabes alguna película más en la que se reflexiona sobre el amor verdadero pero imposible, en el que se renuncia al deseo por convenciones sociales o morales, en el que ese “pequeño” instante en toda una vida, aunque breve, tendrá consecuencias para siempre, en el que son las oportunidades perdidas las que nos rompen con su dosis de nostalgia.
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