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Inciso: comimos en un italiano, unos tortellini de parmesano con setas y espárragos de infarto.
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Y aún así tengo que admitir que El orfanato está pero que muy bien. A destacar la buena mano de Guillermo del Toro en la producción (aunque su Laberinto del fauno no me gustara), el buen hacer de Belén Rueda (que, recordemos, ni es Nicole Kidman ni esto es Los otros, aunque entres con esa idea) y del actor que hace de su hijo (genial), la música, la fotografía, y sobre todo, algunas escenas realmente acojonantes. No tanto porque sea una peli de terror (tema que discutimos a la salida), que no lo es, sino porque están muy bien llevadas. No suelo pasar lo que se dice miedo viendo pelis, aguanto bastante, y El orfanato no es una peli de miedo, es una historia entre real y fantasmagórica que sabe muy bien unir ambas caras.

A la salida, y después, como digo, de cagarme en los muertos de media sala que estaba de cachondeo (al lado echaban la de Supersalidos, no quiero ni pensar lo que podría ser aquello), nos fuimos de compras. Encontré en internet varios modeluquis para la futura boda. Encontré algo muy similar en H&M, pero echo en falta más tiendas multimarca, como ves en Nueva York, con marcas, que luego viste el famoseo, como Parameter, Saja, Lux, Moulinette Soeurs y Maje. Me pillé en NY vestidos de todas estas marcas y por aquí ni olerlos. Seguiré buscando.
Estos son los modelos ideales cuyas imitaciones andaba buscando: Antonio Marras+ zapatos de DSquared, y Jucca+tacones de Autre Chose.




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