El diario Abc cree que la violacion no es un delito. La hipocresia que da asco

Seré breve, porque no se merecen mucho más.

Escucho esta mañana en la Cadena Ser el siguiente texto del suplemento Alfa y Omega del diario ABC, escrito por su redactor jefe, Ricardo Benjumea, en el que viene a decir que si hay sexo por placer y el Gobierno se empeña en vender libremente la píldora del día después, la violación debería de dejar de ser un delito. Este tipo debería de estar ya en la cárcel y todos sus acólitos en un centro psiquiátrico. Al loro:

"Un hombre que camina por la calle e introduce, supongamos, su mano en la nariz o en la boca de una señora, o le arranca un diente, merecerá una sanción, que se concretará en función de las circunstancias, pero que sin duda será mucho menor que si comete una violación. Los órganos genitales merecen, en toda sociedad, presente o pretérita, una protección muy especial, sobre todo los femeninos. Son un santuario de vida. Y un primer candado que protege ese santuario es la persecución del infame delito de violación. De forma coherente con ello, todas las civilizaciones han puesto las relaciones sexuales entre el hombre y la mujer bajo la protección institucional del matrimonio, y la cultural, del pudor. Segundo candado. Infidelidades ha habido siempre; también comportamientos depravados. Pero ninguna sociedad ha sobrevivido a la generalización de estas actitudes, siempre acompañadas de terrible violencia contra quienes van o acaban de nacer, y contra las mujeres. La protección de la maternidad constituye el tercer candado con el que toda sociedad sana ha protegido el precioso don de perpetuar la vida. Y están las ayudas a la familia en todas sus variantes, siempre desde el respeto a la autoridad paterna, sagrada, salvo fuerza mayor: Honrarás a tu padre y a tu madre. Cuarto candado.

El Gobierno español parece empeñado en reventar todos estos candados, menos el primero. Si fuera coherente en su programa de banalización de la sexualidad, desaparecería el delito específico de la violación. No ocurrirá, aunque algo de fomento indirecto sí hay: a más promiscuidad y menos estabilidad familiar, más violencia contra la mujer, dicen varios estudios. Son contradicciones que la progresía lleva fatal que le recuerden. Pero no rectificará, y muchos se despeñarán por el precipicio.
Ricardo Benjumea
redactorjefe@planalfa.es

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Hace unos cuantos años hice mis primeras prácticas en ABC. No me sentía incómoda porque estuve en un par de secciones en las que el perfil político, el tufillo rancio, no importaban. De hecho publiqué cosas sobre grupos musicales, por ejemplo, que ponían a parir a periódicos como el ABC, y ellos lo publicaron. Busquen en las hemerotecas.

En la redacción la ambiguedad flotaba en el aire. Los redactores casados que tanto aplaudían el matrimonio, la familia y cierta moralidad decadente se liaban con las becarias en las fiestas de la empresa. En la redacción había bastantes más homosexuales de lo que te pudieras imaginar, la mayoría, eso sí, relegados a secciones como espectáculos o moda. La misma que criticaba en aborto se había practicado uno (aunque jamás lo reconocería en público). Y en general, de valores religiosos, ni hablamos. En este apartado, la cosa se tornaba ya miserablemente hipócrita. Recuerdo al jefe de entonces, Anson, paseándose por los pasillos y metiendo mano a las redactoras, adulándolas por ese nuevo corte de pelo, admirando las piernas con esa minifalda y cosas por el estilo, al más puro estilo viejo verde. Las niñas le sonreían, asco me daba. Eso era acoso sexual pero allí, en el ABC, ¿cómo era esto posible? Pues sí, lo era.

En todas las empresas cuecen habas y mierdas de estas, pero que no me vengan estos de derechas enmendando la plana. Ellos son los que tienen más que callar. Asco me da la hipocresía, la doble moral y esta especie de Inquisición mediática. Rajoy no es presidente ni lo será con esta panda de periodistas mediocres que no saben ni lo que dicen. Muy triste. Nunca me avergoncé de escribir en ABC, porque aprendí muchísimo.