Franklyn es una tomadura de pelo enorme. Actores penosos. Efectos especiales nulos. Historia sinsentido, aburrida. Recuerda a V de vendeta. Pero es F de fail. Hay actores (¿actores?) como Ryan Philippe que a estas alturas no sé por qué hacen cine. Su personaje tiene cero atractivo gracias a él. Resulta más convincente con la máscara puesta. Leo que lo iba a interpretar Ewan McGregor, pero se rompió la pierna y se sustituyeron. Eva Green impone su sello al personaje femenino, al estilo Soñadores, aunque alguna escenita tipo performance de verguenza ajena sobra. Esos vídeos ultracool que se graba de sí misma deben venir del debutante Gerald McMorrow, antes director de videoclips: bailando, pintorrojeándose la cara, en plan artista maldita, como que no molan nada. Sin tener ni idea de qué va Franklyn te encontrarás con una historia liosa y confusa, que mezcla dos mundos: el Londres actual con el enigmático Ciudad Esperanza, donde gobierna el Ministerio, y tener fe es un sello de garantía para sobrevivir. La gracia que pudiera tener este mundo misterioso (al estilo Watchmen, V de Vendetta), se va al traste mientras intentas averiguar realmente de qué va la peli. El prota lleva la máscara y vive en ese mundo, que no sabes si es real o qué, mientras su padre le busca en el mundo real. Eva Green es una suicida, que persigue a un tipo grabándole para un trabajo universitario. Este tipo (Sam Riley, que hizo de Ian Curtis en Control), que iba a casarse y le deja su novia, empieza a tener visiones de Eva Green, pero de pelirroja, a la que cree conocer, pero no conoce. Nada se explica hasta el mismísimo final y esto la hace una peli pretenciosa, incoherente casi siempre y aburrida.
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