En el episodio 2x4 las chicas se enfrentan al secuestro de una adolescente por una pareja. Todo el episodio me ha tenido en vilo (insisto en que los guionistas se están currando más los casos en esta temporada), pero Rizzoli & Isles sigue teniendo esos flecos que la hacen una serie de estar por casa. No es de recibo que al hermano de la víctima, que ha visto el secuestro, para animarle le digan que le invitan a un plato de coliflor con espárragos. QUÉ FUERTE! Rizzoli se nos pone blandita (le afecta sobremanera) e Isles habla con los muertos para intentar encontrar al agresor. "Ser policía arruina cualquier relación", profundiza Rizzoli. Pues me gustaría verlas fracasar, que salen pocos tíos, hombre! Sí ha resultado interesante que hablase del papel de la mujer en una situación así. Cuando una mujer encubre a su pareja que es un violador, nos echamos más aún si cabe las manos a la cabeza (hace unos días de hablaba de un caso parecido). Dice Isles: "Las mujeres han sido dañadas. Así la agredida se convierte en agresor". En el episodio se ataca muy duramente las redes sociales, ya que la niña (por cierto, futbolera), está expuesta en todo momento (Rizzoli se queja de esta modernidad), pero también es verdad que parte de las pistas les vienen de nuevas tecnologías como el smartphone. El guiño fashion llega al principio del episodio, cuando Isles aparece en la oficina con un modelito dos tallas menos y se explica: la secadora se ha cargado su lana de vicuña (wiki). WTF!
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