4.9.16

Crítica. No respires, uno de los mejores thrillers del año, tensión máxima

(opinión de No respires sin spoilers)
Aunque ya comenté algo sobre la película de Fede Alvarez por aquí, no puedo dejar pasar la ocasión en el blog de hablaros de No respires. Después del fiasco de Nunca apagues la luz, con la que tenía altas expectativas, iba con cierto miedo a ver No respires, a la que también le habían dado un bombo inusitado. Pero aquí el hype tiene todo el sentido. No respires podría inspirarse en un hecho real y eso da miedo. No es una película de terror en la que lo paranormal o los gritos nos ponen la piel de gallina. Todo lo contrario. Tres chavales intentan robarle a un ciego, pero el invidente en vez de amilanarse se enfrenta a ellos cual mercenario sin piedad. Y esto es sólo el principio. No respires, más que una película de terror (que no lo es), es una historia que rebosa suspense, inquietante e incómoda, un thriller que te mantiene en tensión hasta el final (el guiño a las historias de Stephen King está ahí, viva Cujo). En la casa del ciego el silencio es la mejor arma, de ahí que no quede otra que optar por la expresividad de los rostros de unos chavales por los que tendrás sentimientos encontrados. Si hay que ponerle un pero, para mí, estaría en ese comienzo que adelanta los acontecimientos y que te hace engullir las escenas imaginando el final, como si la trama resultase lineal porque sabemos a lo que vamos. Sin embargo, el truco funciona porque hay otras subtramas que no te esperas y que le dan un giro inesperado a la historia. También he de reconocer que, después de haber visto un buen montón de películas de terror, No respires contiene una de las secuencias más brutales y sucias que recuerdo (más por lo que te puedes imaginar que por lo que ves). En definitiva, uno de los mejores thrillers del año, de esos que cuestan dos duros, pero que lo petan en taquilla, con el sello indiscutible de Sam Raimi, que ya produjo su remake Posesión infernal, dirigida por el uruguayo.

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