Jerry Springer. Peleas, cámara, ¡acción! es una docuserie de Netflix (dónde si no, extra de sensacionalismo y bajeza moral) en la que se analiza por boca de sus productores (Springer murió en 2023, vaya) el fenómeno del programa televisivo que inició a lo bestia el “todo vale” si con ello se hacía caja fácil. Una suerte de Diario de Patricia donde la peña salía en pelotas o contando que se acostaba con su yegua o directamente se liaba a hostias por infidelidades básicamente o por opiniones extremistas (lo del KKK a puñetazos con unos judíos es tremendo).
Dos episodios analizan el fenómeno: cómo se pasó de cero audiencia con un programa light y aburrido a superar a la mismísima Oprah. La culpa la tuvo un señor llamado Richard Dominick que sabía lo que quería, sin escrúpulos, y al que aun hoy durante la entrevista se le ve el plumero pues demuestra que haría cualquier cosa con tal de barrer en audiencias y llevarse toda la pasta posible. Llega a decir que hubiera emitido la ejecución de alguien. Y tan pancho. Me recuerda al pollo que lideraba Nickelodeon en sus mejores tiempos (Dan Schneider).
Este tipo tenía una clave que me parece la bomba, la verdad. Había que imaginarse un programa sin sonido, lo de menos era el qué, lo importante es que el espectador que hacía zapping se quedase mirando el show por lo que veía, que fuera algo hipnotizante. La tele cambió a peor y dio lugar a realities donde el insulto y la violencia, el circo romano, se pusieron a la orden del día. Se intentó justificar lo injustificable, argumentando la libertad de expresión y que esa basura, la telebasura, era lo que el público demandaba. Otro de los productores comenta que entró a saco en el tema, pero que años antes de que acabase el programa tiró la toalla cuando uno de los invitados era un señor que se acostaba con su hija que era prostituta.
LOS SIMPSON
Springer que era inglés y aspiraba a la política se vio inmerso en este circo USA al principio sin querer y luego tan a gusto. Fue un señor trajeado que solo se metió en líos una vez cuando le pillaron haciendo un trio con tres de las invitadas (no cuentan que él había dimitido tras ser alcalde de Cincinnati por acostarse con una prostituta). Presentó el programa de 1991 a 2018 (Richard Dominick que fue el inventor se las piró en 2008), siendo en los últimos años un show que había perdido relevancia. Por cierto, en Los Simpson (10x4), la familia amarilla acude al programa, claro está, en uno de los episodios dedicado al terror.
EL TRIÁNGULO SPRINGER
Todos le salvan de la quema, Springer dicen se limitaba a ser el anfitrión, no participaba en el escarnio que hacían con los invitados (antes de pisar al escenario los preparaban y calentaban la oreja para que salieran como toros embolados). Y aquí viene lo más curioso, la mayoría de ellos, hablan de un 70% nada menos, llegaban de la misma zona de EE UU como si estuvieran confirmando que en las poblaciones entre Georgia, Ohio y Tennesse había un filón para encontrar gente perturbada, freaks y gente disfuncional a la que no le importaba hacer el ridículo, donde predominaba el incesto, la infidelidad o el extremismo más radical. Lo llegaron a llamar El triángulo Springer.
Esta docuserie blanquea a Springer y se limita a dar voz en la actualidad a los productores y estos qué van a decir, que eran otros tiempos. Echo en falta entrevistas al equipo, a los que se comieron el día a día de esa jungla donde estaba permitido todo o casi todo. Ojalá un buen documental donde se destape el verdadero circo que debía ser el que se fraguaba entre bambalinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario