Además de las galletas Oreo que se come Angelina Jolie, en la película Siete días y una vida, hay un par de detalles que me han llamado mucho la atención, vista ahora la película muchos años después de su estreno en 2002. Uno de ellos se refiere a Tommy… pero vayamos por partes.
Angelina Jolie es Lanie Kerrigan, una reportera cañera y Edward Burns interpreta al cámara que le acompaña (Pete).
Ella pasa de él, pues está prometida con Cal Cooper, un deportista de élite que es un capullo. Este tipo es Christian Kane, que años después sería uno de los protas de la serie The Librarians, el que lleva el hacha y tiene el mundo en sus manos.
Pero este no es el gran cameo del filme. Tampoco el de Tony Shalhoub, futuro Monk (en 2002 estrenaba también la serie), que sale bien poco como homeless profeta.
El actor que me interesa es el niño que hace de Tommy, el hijo de Edward Burns. Edward Burns es un padre soltero guaperas y sensible (yo estaba enamoradísima de él cuando era adolescente). Y el pequeño es un niño avispado al que le gusta la música.
Hay una larga secuencia en la que la Jolie está en su salsa cantando el Satisfaction, de los Rolling Stones.
Y luego va con el niño y el padre a una tienda donde escuchan música. Todo muy rockero.
Resulta que el niño no es otro que Jesse James Rutherford, el futuro cantante de The Neighbourhood. Estaba claro que la música era e iba a ser lo suyo. Este fue su primer papel en el cine.
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