Me gustan las películas de terror, a pesar de que casi nunca paso miedo. Si son de serie B, mejor, porque además te ríes, o escuchas buena música, o te identificas con algún desmadre que otro. Negra Navidad es casi casi serie B, pero no mola tanto como Halloween la precuela de Rob Zombie que se estrena el día 4. La trama ocurre en Navidad, claro, nada mejor para un día como hoy. La idea prometía (no olvidemos que detrás está la misma gente que Destino final que a mí me gustó): como en Halloween, el asesino sale de un reformatorio y vuelve a la casa donde cometió sus primeros crímenes, ahora una residencia de chicas. Así que muchas tías y asesinatos en pocos metros cuadrados (las plantas de la casa). A partir de aquí spoilers:
Sin embargo, se exceden en el arranque: Billy, el asesino, mata porque su madre abusó de él (y tuvo una hija bastarda, tela), y porque vio cómo ella mataba a su padre y lo enterraba en el sótano (así que decide encerrarse en el desván y ya no sale de ahí). Una cosa tremebunda. Estos flashbacks se mezclan con lo que ocurre el día de Navidad actual en la casa, y lo de las chicas no da para mucho. Todas parecen gilipollas y simplonas, sólo hay un chico, novio de una de ellas, pero ésta pasa de él, una profesora con cara de lela, y una sospechosa chica friki con gafas de culo botella. Todo, pistas falsas.
Y es en la resolución donde ya la cagan del todo: Billy mata pero también lo hace aquella hermana-hija bastarda, ciega de un ojo, y que cuando la vemos resulta ser un actor disfrazado de mujer, con lo cual ya la cosa riza el rizo. En cuanto a los sustos, lo justo, eso sí, se hinchan a sacar ojos y comérselos, y a hincar todo lo punzante que encuentran a su paso. Lo mejor: la actriz que hace de borracha, con el resacón, la ducha (es el único desnudo) y el magreo de la cama... Sin comentarios.
Negra Navidad se estrena este viernes.
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