Hace ya tiempo que cambié el Absolut por el Bombay Saphire (gracias a Diana). Así que cuando Toni me invitó a la presentación de Hendrick's en Vinçon no me lo pensé dos veces. La ginebra que se sirve con rodajas de pepino había sido todo un descubrimiento gracias a Rubén en una Cenamanía (nombre con el que apodé a las cenas de la revista) en el restaurante Muqua. Tras la cena nos plimplamos un par de copazos, aunque el regusto a pepino toda la noche no fue de las mejores experiencias de mi vida. Para asistir al fiestón del jueves pasado había que llevar sombrero (ellos) y tocado (ellas), y una llave que habían enviado con la que no sabíamos que íbamos a abrir. Tras los nervios iniciales (¿tocado, el de fin de año, el que nunca me pongo, el de mi abuela, y si voy sin nada, y si me pongo un gorro?) la realidad fue que muchos fueron con la cabeza descubierta (Vero fue con una gorra de Toni, Toni con un borsalino y yo con una diadema con plumas negras) y que la llave no abría nada: te la cambiaban por un camafeo. Muchos fueron disfrazados, con sombreros de época; había mucho pijazo, niñas que se creían las Gossip Girl con las RayBan puestas; algún gay despistado, viejunos a tutiplén (la zona de Jorge Juan lo daba) y muchos codazos por acceder a la barra. Sólo había una, como en las bodas, un imposible. Poco o nada que comer y vasos cada vez más pequeños. A las 12 se acabó la fiesta. Lo mejor: beber una Hendricks con pepino y pétalos de rosa y los modelos vestidos para la ocasión (buenorrisísimos). Lo peor: casi todo lo demás. Luego nos dieron una clave para acceder a la web de Hendricks. El lema era "La inusualidad está en tus manos". Al entrar y registrarse en la web, una está dentro de "la sociedad". Aunque no sé en qué consiste. Ya me enteraré...
10.11.08
La sociedad secreta de Hendrick's
Hace ya tiempo que cambié el Absolut por el Bombay Saphire (gracias a Diana). Así que cuando Toni me invitó a la presentación de Hendrick's en Vinçon no me lo pensé dos veces. La ginebra que se sirve con rodajas de pepino había sido todo un descubrimiento gracias a Rubén en una Cenamanía (nombre con el que apodé a las cenas de la revista) en el restaurante Muqua. Tras la cena nos plimplamos un par de copazos, aunque el regusto a pepino toda la noche no fue de las mejores experiencias de mi vida. Para asistir al fiestón del jueves pasado había que llevar sombrero (ellos) y tocado (ellas), y una llave que habían enviado con la que no sabíamos que íbamos a abrir. Tras los nervios iniciales (¿tocado, el de fin de año, el que nunca me pongo, el de mi abuela, y si voy sin nada, y si me pongo un gorro?) la realidad fue que muchos fueron con la cabeza descubierta (Vero fue con una gorra de Toni, Toni con un borsalino y yo con una diadema con plumas negras) y que la llave no abría nada: te la cambiaban por un camafeo. Muchos fueron disfrazados, con sombreros de época; había mucho pijazo, niñas que se creían las Gossip Girl con las RayBan puestas; algún gay despistado, viejunos a tutiplén (la zona de Jorge Juan lo daba) y muchos codazos por acceder a la barra. Sólo había una, como en las bodas, un imposible. Poco o nada que comer y vasos cada vez más pequeños. A las 12 se acabó la fiesta. Lo mejor: beber una Hendricks con pepino y pétalos de rosa y los modelos vestidos para la ocasión (buenorrisísimos). Lo peor: casi todo lo demás. Luego nos dieron una clave para acceder a la web de Hendricks. El lema era "La inusualidad está en tus manos". Al entrar y registrarse en la web, una está dentro de "la sociedad". Aunque no sé en qué consiste. Ya me enteraré...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario