
En lo nostálgico no puedo pasar por alto la visita de los Globetrotters a Alcobendas. Hace años (tantos que ni me acuerdo) ví esta clásica exhibición en el Palacio de los Deportes de Madrid. Aunque los jugadores cambian, el espectáculo es el mismo. Un partidillo contra otro equipo supuestamente peor (sí, la mayoría son blancos, tipo NERD), varias acrobacias de aplauso y muchas sonrisas por las coñas que se traen con el público. Durante dos horas no paran y van regalando balones y muñequeras a los más pequeños que lo flipan, claro. Intentan hablar en español y al final firman autógrafos.
El momento intelectual y gafapasta de la semana fue en el Día de los Libros. Richard Hell en el Ateneo en pleno Spoken Word, que es eso que mi amigo Emilio programó el año pasado en Sevilla y que también se hace en Madrid. Hell, que se hizo famoso con los Voidoids (su tema más conocido fue Blank Generation), recita a eso de las 11 de la noche unos versos, canta con la ayuda de un guitarra español (Novak) y proyecta un corto, Meet Theresa Stern, bastante mediocre de hace tela de años (es de 1990). Parece el Notas de El gran Lebowski sin el Ruso Blanco en la mano y con muchas ganas de liarla. En todas sus letras redunda en lo mismo: el desamor y las ganas de follar. Lo normal.
Allí veo a Juana Borsani, que hacía tela que no veía, además de reecontrarme de nuevo con esa pareja de hecho que son Rubén Romero y Luis Argeo. Luis J. Menéndez, con el que hablé de Sexo en Nueva York, nos dejó por imposibles. El trío calavera acabamos en un bareto de Lavapiés, el Parsimonia, que no estaba mal, hablando de las peores películas que teníamos que habernos tragado estos días gracias a nuestras respectivas profesiones. La noche seguía en el Yastá en unos performances bastante heavies que hay ahora, pero pasé. Menos mal.
1 comentario:
Dile a tu amigo Emilio que en Valencia estaríamos encantados de que montara un Spoken Word.
Publicar un comentario