Y ahora, 007. Como no había visto Quantum of Solace (cuando entrevisté a Daniel Craig en Londres y al resto del elenco aún era muy pronto para el visionado) y ya que los de Sony no me habían invitado a ningún pase (y menos a la premiere de Valencia) me colé en el pase exclusivo que hizo Avon, esa marca que llamaba a tu puerta y que parece salida de una leyenda urbana (pero, ¿todavía existe?, me preguntan). El visionado fue en las oficinas de Sony (están cerca del Café Shaigon), en una sala con unas butacas tapizadas en cuero, todo lujo, con maromos de chaqué cual James Bond que te acompañaban a tu asiento, y con periodistas de belleza viejunos que sólo hablaban de que se compraban la revista Pronto porque era auténtica. Tomageroma. De hecho, tras la presentación del nuevo perfume Avon, todos desaparecieron por la puerta sin ver la peli.
[Crítica Quantum of Solace: sólo decir que, tras ver la película y sin entrar en detalles, nada tiene que ver con Casino Royale. Es su secuela, pero Marc Forster ha abusado de la acción (que está muy bien) en detrimento del guión (no hay diálogos ingeniosos ni los personajes están del todo perfilados, aunque me gusta que Olga Kurylenko aparezca incluso con Daniel Craig en el cartel de la peli, en un mano a mano vengativo). Mathieu Amalric me gusta como malo encubierto, aunque uno de pierde en esa organización que se llama Quantum. Bond es aquí una especie de Correcaminos+ El fugitivo con una de Bourne. Pero como Daniel Caig me gusta, a pesar de ser taaaan sequito, pues como que sin entusiasmarme no me disgustó la peli].
Al final de la proyección, sirvieron unos cócteles (aunque en esta atípica Quantum of Solace no hay sexo ni desnudos ni martinis) y unos canapiés, además de regalarnos dentro de una caja negra, el pack completo para ser una auténtica chica Bond, con crema, gel de baño, un lipgloss, una camiseta y el perfume, con forma de mujer curvilínea y tapón estilo bomba) cuya imagen es Gemma Arterton.


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