La fiesta de clausura del Festival de Cine de San Sebastian y otras curiosidades

Qué bonita es Donosti, y qué tiempo nos ha hecho la semanita que he estado. En la 56 edición del Festival de Cine no me lo he pasado tan bien como en la Semana de Terror del año pasado. La Semana es mucho más friki. Aquí teneis algunas fotos, como las de la expo de terror, la clausura con REC y hasta la foto que nos hicieron los del Diario Vasco. Nos dieron vales de comida gratuitos y nos hospedaron en el hotel Londres (4 estrellas).

Sin embargo, en el Festival de SS sólo nos cubrieron el hotel y nos alojaron en el Europa, uno de tres estrellas bastante cutre, con una habitación enana y un montón de ruido de tuberías. Lo mejor es que iba el desayuno incluido y Wifi gratis en la habitación. Pero aún así hay muchas cosas que recordar de este Festival (además de Oquendo) y aquí os dejo algunas fotos que hice.

Pastelería Oyarzun, para probar el mejor pastel vasco.

Mi madre de parranda en la disco La Rotonda, en la fiesta de Los incombustibles.
Y yo, también. Sólo daban cóctel de champagne y la copa, 15 euracos. Abusivo.
Los anteriores galardonados e incombustibles, entre ellos, Javier Angulo (tercero por arriba), antiguo director de Cinemanía.

Los barroco-sofás del hotel María Cristina dan miedito.
Como en Sevilla y BCN, Donosti se recorre en bici.
O en bicicletos. Estos llevaban la publi de El niño con el pijama de rayas.

Natalia Verbeke se quedó sin palabras (literal) al hablar del premio que le otorgó a Pradolongo como parte del jurado (como comenté aquí). A su derecha, uno de los tres actores protagonistas.

Restaurante La trastienda, su verdurita gratinada insuperable. El menú a 19 euros.
Ormazabal, el preferido de mi madre por sus pintxos delicatessen.
La valla publicitaria del festival más surrealista. Alguien intentó subirse.

Michael Fassbender, prota de Hunger, en el coloquio de Juan Zavala. Me he enamorao, como ya comenté aquí.

Márketing a saco por las calles de Donosti.
Y unos zumbaos tocando unos leños como posesos.

Meryl Streep es la mejor actriz viva. Y lo demostró en la rueda de prensa. Se dejó hacer fotos, vaciló al traductor, a los asistentes (la sala de prensa estaba hasta arriba), gritó, rió, se puso filosófica, suspiró y fue lo más ingeniosa que se puede ser. Además, iba vestida de una forma exquisita. Menos es más. Hice la foto en una jungla de manos.

Las niñas esperan a Hugo Silva a la entrada del Kursal. Los actores de TV fueron los más buscados y perseguidos. Otros: Miguel Angel Silvestre y Miguel Angel Muñoz.

La tienda más cool está al lado del Teatro Principal: muñecos, ropa y peluquería, todo en uno. Pas si Simple, la butik con más clase. Vestidos únicos por 200 euros.

Regalo sorpresa del Festival: una orquídea en una maceta de ron Cacique, el patrocinador. Se quedó en la habitación. ¿Cómo llevármela en el avión? Una putada.

Dentro del hotel María Cristina, este miniescaparate con ropa de niño de la marca FRIKI. ¡Pero qué invento es este!

Oquendo, el mejor restaurante de Donosti por su calidad-precio, como comenté aquí. Detrás de mi madre, el cartel del ciclo de cine japo en negro.

La fiesta de clausura fue en el Palacio de Miramar. Había 1.300 personas y un sólo baño para tías con tres servicios. ¿Increíble, no? Varias barras (el bebercio era gratis) patrocinadas por ron Cacique, aunque había de todo. Los camareros malabaristas hacían cócteles.

La comida vasco-venezolana fue diseñada por Mikel Santamaría, chef del restaurante Bokado. Más exotismo: podías ponerte una serpiente al cuello.

Guacamole con plátano frito y patatas.
Brochetas de solomillo, lo mejor.
Minifajitas de bacalao o carne.
Ropa vieja, arroz y frijoles.

En la entrada a la fiesta, un lienzo en blanco en el que los famosetes echaban una firma.

En La Concha con sol y playa, un lujazo.

Y además....

• Las peores fiestas fueron las de TVE en el hotel María Cristina tras el preestreno de la nueva serie Guante blanco, con Carlos Hipólito. Daban panchitos y sólo cerveza o refrescos. Duramos una cerveza y nos fuimos a la fiesta de El nido vacío en la discoteca Bataplán. No vimos a sus protas, Cecilia Roth y Oscar Martinez. Daban un par de copas de gratis, con aperitivos dulces: brochetas de fruta, piruletas de bombón, pasteles de crema y de chocolate. Mucho mejor fue la fiesta de Camino, sin duda, con barra libre, hasta las 3 de la mañana en el hotel Londres.
• Películas que se me han quedado en el tintero. Dream, de Kim Ki-duk. Una ida de olla en toda regla, sobre una pareja: él sueña y ella ejecuta lo que él sueña. El Kursal se tapaba los ojos en las escenas de automutilación que se hace el prota para evitar dormirse. Tela de desagradable y aburrida. De Amorosa soledad, de Martín Carranza, me quedo con la idea de base de esta peliculita: aunque cierres las puertas al amor si éste aparece volverás a caer. Letters From a Death Row, de Kevin Feng Ke. El director estuvo en la sala agradeciendo espectador a espectador el haber asistido al pase. La pena es que esta historia carcelaria sobre un preso que escribe las últimas voluntades de los condenados a la pena de muerte es un rollo soporífero.
• Tras la entrega de premios en el Kursal (en la fila de delante nuestro había varios políticos vascos), y con la merecida mención a la muerte de Paul Newman (me enteré momentos antes porque mi madre de lo comentó por teléfono), vemos Los hermanos Bloom, de Rian Johnson, con Adrien Brody, Rachel Weisz y Mark Ruffalo. Es una comedia loca, visualmente parecida a las pelis de Wes Anderson, sobre unos hermanos timadores que engañan a una chalada listísima. La peli se hace larga y pierde su sentido. En cuanto a los premios, ni fu ni fa. La mayoría de las pelis no tuve oportunidad de verlas ya que se hicieron los pases antes de que llegase.
  
• Si en el vuelo a donosti coincidimos con El Langui de La Excepción y prota de El truco de el manco, en el vuelo de vuelta hoy a Madrid compartimos avión con Cecilia Roth, Carlos Hipólito y Carlos Boyero. En el aeropuerto esperaba el siguiente avión Leticia Dolera.